lunes, 9 de abril de 2012

Mi leal pata.



Nombre: Mi leal pata.
Genero: Parábola.
Autor: Francisco Xavier.


En un pequeño pueblo que se encuentra marginado de toda tecnología, había un humilde barrio conocido por tener muchos animales que se la pasan rondando por ahí y solo algunos pertenecen a los habitantes del barrio.

Dentro de esta pequeña comunidad se desprenden dos grandes amigos peludos tan leales como un amor enfermizo y tan fuertes como cualquier guerrero de sangre. Ambos animales se la viven jugando y riendo de las travesuras que estos preparan para los vecinos y otros animales, eso fue hasta que uno se aleja del otro y va con otros perros que merodeaban por estos rincones del pueblo.
El amigo que quedo solo como una estrella cayendo de un espacio astral, fue consumido por la tristeza y abrazada por la inquietante soledad.
Mientras el perro se la pasaba divirtiéndose con los recién llegados que presumían tener todo, y así era al parecer esta manada traía con ellos hermosos juguetes, todo al parecer todo marchaba bien para nuestro amigo, hasta que en esa noche...

- Si quieres seguir siendo nuestro compañero, entra a ese hogar y agarra todos los juguetes del niño.
     Dijo un perro del grupo.

   Contesta el pequeño perro.
- Pero es el niño de la familia Perez, su padre con el sudor de su frente trabajo bastante para regalarle algo a su hijo la navidad pasada.

Los perros miran al cachorro con una fuerte mirada amenazante y comienzan a lastimarlo, se escuchaban solo los ladridos de los perros en el barrio y en un instante dejan de oírse.
El cachorro logra ponerse en cuatro patas pero estaba temblando del dolor en su cuerpo, comienza a lamer parte de sus heridas y se escucha una voz entre la oscuridad que poco a poco se asomaba una identidad.

-Los sentimientos no son desechables y menos reemplazables, los amigos no se cambian por otros.

 - Tu que sabes de amigos si en tu vida siempre has estado solo, siempre caminando por aquí a veces por haya y muy pocas veces se te mira con alguien.
    Le dice el perro al gato que no se dejaba ver muy bien.

En ese instante el gato levanta su pata y le vuelve a dirigir la palabra al perro.
  - Mi pata es pequeña, para mi es lo suficiente para contar a cada uno de mis leales amigos.

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